Visitar Logroño es sumergirse en una ciudad donde la historia y la modernidad conviven en armonía, y no hay mejor lugar para vivir esa experiencia que en su centro histórico. A pie y sin necesidad de desplazamientos largos, puedes descubrir todo el encanto de la capital riojana en unas pocas horas que, seguramente, querrás repetir.
Inicio en la Concatedral: historia en piedra
El recorrido puede comenzar en la Concatedral de Santa María la Redonda, una joya arquitectónica situada en la Plaza del Mercado. Su fachada barroca y sus dos torres gemelas son el icono más reconocible de Logroño. En su interior, sorprende un pequeño cuadro atribuido a Miguel Ángel y su tranquilo ambiente, ideal para una pausa contemplativa.
Calles con alma: la esencia del casco antiguo
Desde allí, caminar por las callejuelas adoquinadas es un viaje al pasado. La Calle Portales, paralela al río Ebro, está llena de soportales históricos, librerías con encanto, tiendas tradicionales y cafeterías donde tomar algo con calma. Es uno de los puntos más fotogénicos de la ciudad, y conecta muchos de los atractivos principales del centro.
No muy lejos se encuentra el Museo de La Rioja, ubicado en un palacio barroco, con entrada gratuita y una colección que recorre desde la prehistoria hasta la actualidad riojana. Ideal para comprender el alma de esta tierra en pocos minutos.
Calle Laurel: paraíso gastronómico
Llegar a la Calle Laurel es imprescindible. Esta calle y sus alrededores (como la Travesía de Laurel o la Calle San Agustín) concentran decenas de bares donde los pinchos son los protagonistas. Cada local tiene su especialidad: desde el “matrimonio” (anchoa y boquerón) hasta los famosos champiñones a la plancha o la zapatilla de jamón ibérico.
La experiencia es informal, divertida y muy sabrosa. No hay mejor manera de conocer la cocina riojana que tapeando entre risas, con una copa de vino de Rioja en mano.
Ribera del Ebro: naturaleza junto a la ciudad
A pocos minutos andando desde el bullicio de la Laurel, se accede al Paseo del Espolón y, más adelante, a la ribera del río Ebro. Aquí, el ambiente cambia: árboles, patos, ciclistas, familias paseando… un pulmón verde en plena ciudad. El Puente de Piedra, uno de los cinco que cruzan el río, ofrece una vista preciosa de Logroño al atardecer.
Plaza del Parlamento y murallas medievales
Otro rincón con carácter es la Plaza del Parlamento, presidida por el antiguo convento de La Merced, hoy sede del Parlamento de La Rioja. Alrededor, pequeñas terrazas permiten tomar algo con tranquilidad, mientras se disfruta de un entorno monumental. Justo detrás, se conservan restos de la muralla medieval, que recuerdan el papel defensivo de la ciudad durante siglos.
Ambiente local, arte y tradición
Lo que hace especial al centro de Logroño es su ambiente auténtico. Aquí no hay turismo masivo, sino vida real. Gente del barrio, peregrinos del Camino de Santiago, estudiantes, visitantes de bodegas… todos se cruzan y conviven en una ciudad que se siente viva y acogedora.
Pequeñas galerías de arte, mercados de productos locales, espectáculos callejeros y librerías antiguas completan una experiencia rica y memorable.
Conclusión
El centro de Logroño es un concentrado perfecto de historia, sabor y carácter. No necesitas coche ni grandes planes: solo buen calzado, curiosidad y ganas de disfrutar. En pocas horas puedes probar lo mejor de la gastronomía riojana, pasear entre siglos de historia y relajarte junto al Ebro. Si buscas una escapada urbana con alma, el centro de Logroño es una apuesta segura.
Mascotas
Si..
Parking
Parking en área de autocaravanas municipal.
Agua
Si.
Vaciado
Si.
Internet
Buena cobertura internet.
Aseos
No.
Electricidad
No.
Duchas
No.
Lavandería
Lavanderia LAVAMAT cerca del parking municipal a unos 20 minutos andando.