Rumor de motor y calma: paseo en moto hasta San Juan de Berbio

La carretera que invita a saludar

Aquella mañana el plan era sencillo: carretera, moto y un buen paisaje por delante. Así que Marta y yo nos pusimos los cascos, arrancamos la moto y salimos rumbo a Santianes de Piloña, con la Iglesia de San Juan de Berbio como destino.

Desde el primer tramo ya sabíamos que el día prometía: la carretera se abría entre verdes intensos y cielos bajos tan típicos de Asturias. El murmullo del motor y el aire fresco mezclándose con el olor a madera húmeda nos acompañaban como una banda sonora improvisada.
A medida que avanzábamos, el silencio natural del entorno se colaba por dentro del casco, y uno se daba cuenta de que en esta tierra las prisas no tienen sitio.

Santianes y su ritmo tranquilo

Cuando llegamos a Santianes, la calma del pueblo nos obligó a bajar el ritmo sin querer. Las casas de piedra, los hórreos salpicados de color y las vacas pastando sin mirar a nadie completaban el cuadro.
Nos miramos y sonreímos: nada que ver con el bullicio de los días normales. Nos tomamos un momento para estirar las piernas, respirar hondo y dejarnos contagiar por la quietud antes de encarar la subida final hacia Berbio.

San Juan de Berbio, humildad y historia

El último tramo fue una delicia: una pista estrecha, curvas suaves y el paisaje envolviéndolo todo. Al final del camino, apareció la Iglesia de San Juan de Berbio, discreta y serena, como si esperara sin prisa a quien llega.
Su sencillez tiene algo poderoso. Piedra vieja, aire limpio, historia callada. Marta y yo nos bajamos de la moto y caminamos alrededor, disfrutando del silencio. Solo se oía el murmullo del viento y alguna campana lejana.
Era uno de esos lugares que regalan paz sin pretenderlo, donde todo encaja sin esfuerzo.

Regreso con el alma en punto muerto

De vuelta, la carretera parecía otra. Tal vez porque nos llevábamos la mente ligera y el alma a velocidad de paseo. Asturias siempre hace eso: te limpia el ruido interior sin que te des cuenta.
No hacía falta más: dos cascos, una moto y un rincón donde el tiempo se detiene.